lunes, 17 de febrero de 2014

MI FAMILIA PASIEGA



Junto a los verdes Valles Pasiegos

 
En San Pedro del Romeral
Nació mi bisabuelo Juan
Juan Cobo Ruiz...
Toda su descendencia
Siente los aromas de allí.

De las tierras de Llerana
La bisabuela Joaquina
Parió siete  pasieguitas

 
María,  Ángel, Concha,
Diego, Cosme, Antonia,
Y la pequeña Carmina. 
 
Bajaron de las más bellas.
Entre quesos cuévanos potes.
En la tierruca les llamaban
Los centellas.
En Castro-Urdiales
Trocaron el  mote.

El pasiegu*(1) Juan Cobo Ruiz
Lucía enormes bigotes.
Tenía la fuerza de un oso.
Por esa notoria virtud
En vez de “Centella”
“Oso”.

Moraban  mis bisabuelos
En el centro de la ciudad.
Tenían un puestecito
Barquillos…chufas…caramelos…
Eran  el corazón...
¡De nuestra calle La Mar!

Y toda la chavalada.
Por chufla y por chinchar.
Le cantaban de esta guisa
Para correr…
Esconderse…
Y volar…

El/ oso/ fue/ a/ la/ montaña/
El/ oso/ fue/ a/ la/ montaña/
El/ oso/ fue/ a/ la/ montaña/
Y/ no/ podía/ cazar/
Cazó/ un/ oso/ con/ bigotes/
Cazó/ un/ oso/ con/ bigotes/
Cazó/ un/ oso/ con/ bigotes/
Que/ vive/ en/ la/ calle/ La/ Mar/
 
Tiene gracia y fundamento.
Mucho  de  Pasieguería...
¡No soy *(2) la Osa de Andara
Nacida soy en ésta Villa!
Y allá por donde voy llevo
Los orígenes de mi vida.

Durante años estuve buscando mis raíces pasiegas. La vida, pero, me tenía demasiado entretenida. Preguntaba a los más cercanos…Una  piececita muy aprovechadita sabía donde estaban. Ya sabes, Wa, hay gente que, por dar, no da ni los buenos días…
Sí, Watson, sí. No me preguntes el porqué, no lo sé. Desde que regresé del Brasil he ido recopilando  mis origines maternos y paternos. Y  te voy a contar parte de las vivencias, del reencuentro, con la esencia vital de la Pasieguería.  Lo cuento tal como sucedió.
Guardaba en el baúl  de mis  recuerdos… Sutiles, bisbiseos en /u/,  vestiducus, puntillucas.  Olores y sabores…La Aparecida, Los Milagros y mi abuelo, Ángel, reunido con los parientes. Los abrazos. Las caricias. Los parecidos. Las añoranzas… y el calor de la reunión familiar. El abuelo cantando y los más de mil besos y abrazos que recibía, yo,  para dicha y sorpresa mía.
Wa,  no  tenía ni nombres ni apellidos de referencia… Sólo sabía que éramos oriundos de los Valles Pasiegos y  que  el apellido Cobo,  procede de Jacobo. 
Un verano, Watson, se me presentó, Rosa, la mujer Quico, hijo de mi tía Blanca, la que vivía en Cataluña. No la conocía. Nada más meternos en conversación…Y era como si hubiéramos estado, siempre, en contacto. Sencilla. Inteligente. Directa. Me reconfortó el hallazgo y bendije la suerte de tenerla como prima. Pensé…Quico, Churri y, yo, éramos uña y carne, en el palomar de la calle General Sanjurjo…Y, ahora, Rosa…
¡Pues mira por donde, Watson!  Rosa y Quico, también, estaban buscando a nuestros pasiegos. Ellos tenían el nombre y el pueblo de un familiar. ¡Qué suerte!, pensé. Era verano. Estaban de vacaciones en Castro-Urdiales  y, yo, tenía unos días libres. Nos pusimos de acuerdo. Iríamos juntos a la recuperación del eslabón perdido. A mí, me venía de perlas porque aunque tengo el permiso de conducir, hace más de cuarenta años, entre lo que gastaba, en gasolina, manutención, pago de impuestos y de aparcamientos y  la sensación de estar atada y de no poder disfrutar del paisaje… vendí el coche… y… ¡Catalí que te vi!
Localizamos a familiares de los antepasados. Nos dijeron que, la persona por quién preguntábamos,  estaba pasando unos días, en el balneario de Caldas de Onis. Como los primos tenían que regresar, a Cataluña, tomamos la decisión de acercarnos al balneario. ¡Fuimos a la buena aventura! Durante el trayecto los acostumbrados recuerdos. Y… Quico ¿te acuerdas  cuando la abuela, Flora, te ponía  el pan con tomate? Sí, a ti también…
Llegamos al balneario y la parienta no estaba. Creo que han ido a una excursión, nos dijeron. Y que vienen para dormir… no sabemos cuando…Bueno, qué se le va a hacer… ¡Otra vez será!
Cuando estábamos cogiendo el dos y tirando para Castro-Urdiales, sale una de las personas que estaba en la recepción y nos dice, señalando  a los autobuses que estaban entrando…Me parece  que puede que  los tengáis aquí.
Pero, nosotros, no teníamos ni idea de su  aspecto. Se vaciaron los autobuses. Era un numero bastante significante como para poderlos encontrar…Vamos a preguntar a los excursionistas…sabemos el nombre y el apellido…el no, ya le tenemos…
De pronto miro… Y a lo lejos… Entre, un montón de gente…Una chispa…una corriente eléctrica… un no sé que…una absoluta certeza… ¡Rosa, Quico, aquella, la que está de espalda es nuestra prima! Me entregué a la esencia del ser. Ni por un minuto dudé. Me acerqué   y…poniendo, suavemente, mi mano sobre su espalda pregunté… ¿Es usted Eusebia Cobo? Se giró. Me miró de arriba abajo. Nuestros ojos se encontraron, en la profundidad de los tiempos  y nos entregamos, en un abrazo eterno. Rosa y Quico estaban que no cabían, en sí, de alegría ¡Por fin lo habíamos logrado! ¡Qué contenta se va a poner mi suegra, repetía Rosa!
Después, vinieron las presentaciones. Yo, soy Eusebia Cobo Gutiérrez, hija de Aurelio Cobo Ruiz, el hermano, pequeño, de vuestro bisabuelo, Juan Cobo Ruiz. ¡Qué felicidad! Nosotros, somos Francisco Bordas Cobo y Rosa Planas Vallejo, el hijo y la la nuera de Blanca Cobo Hernández, hija de Ángel Cobo Pérez, hijo de Juan Cobo Ruiz… Yo, soy María Evangelina Cobo Zaballa, hija de *(3) Pedro Ángel Cobo Hernández, hijo de Ángel Cobo Pérez, hijo de Juan Cobo Ruiz….
Entonces, supe que, mi bisabuelo, Juan Cobo Ruiz, era el primero de mi tronco. Y el  padre de Eusebia Cobo Gutiérrez, Aurelio Cobo Ruiz, era el más pequeño…Eso es, dijo Eusebia… nacidos en San Pedro del Romeral  -Seguramente, por eso el primer nombre de mi padre era Pedro. Pedro Ángel- ¿Y mi bisabuela, Joaquina Pérez, de qué pueblo era? De Llerana, contestó Eusebia… 
Nos pusimos al corriente de  lo que pudimos y el calor de la sangre  desbordó todos los supuestos. Eusebia Cobo Gutiérrez, nos presentó a su marido, Gonzalo Ruiz Ortiz y nos dijo el nombre de sus dos hijos, Miguel Ángel y Rosalía Pilar Ruiz Cobo. Supimos  que vivían,  en Los Llanos de  Penagos. La tierra  surcada por  el río la Gozadera y donde se encuentra el puente de Búmbaro.  Prometimos juntarnos, en Castro-Urdiales. Y así sucedió.
Nos reunimos, en la Plazuela. Estábamos las diferentes ramas de  la estirpe pasiega. Nos abrazamos. Nos besamos y nos tocábamos. Igualito, igualito a los recuerdos de infancia. El mismo brillo, en los ojos. Las mismas sonrisas. En una palabra, el bullir del aura de los antepasados amados. Mi bisabuelo, Juan, estaba allí. Allí estaba el abuelo, Ángel, las tías Antonia, Concha, María, Carmina, los tíos, Diego, Cosme.  No me lo puedo creer pensaba… ¡como en la Aparecida! ¡Los Remedios! ¡Los Milagros!
En aquel entrañable reencuentro nos enteramos que del tronco, Cobo Ruiz,  nacieron varias ramas… Juan, Carmen, Ángel, José, Miguel…y Aurelio. 
El hermano pequeño, de mi bisabuelo, Aurelio Cobo Ruiz,  tuvo doce hijos. Sara, Dora, Manuel, José María, Amalia, Tomás, Carmen, Andrés, Natividad, Rosario Eusebia y Fermin Cobo Gutiérrez.  De las hijas, Eusebia era la más pequeña.  Pequeña de edad, pero, de altura  tan alta como yo. No pudieron venir todos…
Eusebia Cobo Gutiérrez, vino acompañada del marido, Gonzalo Ruiz Ortiz y de su  hijo Miguel Ángel. También vinieron Amalia, Rosario, Dora y descendientes de los mismos. Sabes, Wa, una de las hijas de la prima, Amalia, escribe versos. Desde los tatarabuelos los nombres se repiten…Juan…Ángel…Miguel…Carmen… Según los parecidos, Amalia y Rosario tenían un aire a mis tías,  Concha y Antonia. Fermín, se parecía a mi padre. Y  decían los familiares, que  yo, me parecía a  Dora. Si vieras, Wa,   las fotos de Dora, cuando era joven… ¡Increíble, Dora, era mi prima tercera! 
Fue un reencuentro indescriptible. Estábamos sobre pasados por los parecidos y las coincidencias. Asombrados... Se notaba esa complicidad…esa pertenencia…Esa satisfacción interna, reconfortante, inexplicable.
¡Éramos los Cobo! Pasiegus. Mecidos al regazo de  los ríos Miera, Pisueña y Pas. Oreados entre los valles de San Pedro del Romeral, San Roque de Riomiera y la Vega de Pas. Amantes  de la Colegiata Románica de Santa Cruz de Castañeda, Santa María de Cayón,  San Miguel de Monte Carceña.
¡Éramos los Cobo! De la tierruca de Enrique Diego-Madrazo y Azcona, de Jesús Ibáñez Alonso. De la Cueva de la Pasiega, Cueva de las Monedas y del Riu Verde. De rojinas, cuévanos, palancus, quesadas y sobaus. Trabajadores de luz a luz y fieles devotos de la Virgen de Valvanuz.
¡Éramos los Cobo!  Sí, Watson, sí, los Cobo…Los presentes y los ausentes. Nos parecíamos. Nos identificábamos. No podíamos negar nuestra procedencia. Nuestra casta. Nuestro ancestral  origen.


* (1) El habla: las  vocales finales son cerradas. Tres fonemas finales: /i/, /u/, a/
Para, mis queridos primos, Eusebia Cobo Gutiérrez y Gonzalo Ruiz Ortiz y toda la familia pasiega. Con cariño,


María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales   (Cantabria)